Los términos Posverdad y Noticias Falsas adquieren popularidad y fama durante las elecciones presidenciales estadounidenses del año 2016. Puede afirmarse, de acuerdo con varios escritos sobre el tema, que la notoriedad de ambos términos, se le deben directamente al presidente de los Estados Unidos Donald Trump.
De hecho, haciendo uso de la herramienta gratuita Trends, se efectuó una comparación de tendencias de búsqueda en Google entre los términos Posverdad, Noticias Falsas y Donald Trump, y como se puede observar en la imagen al lado derecho, desde el año 2004 a la fecha, fue solo hasta el año 2015 y 2016, que los términos comenzaron a puntear por frecuencia de búsqueda en el buscador más famoso de la red, mismo año en el que Donald Trump, se convierte oficialmente en el candidato del partido Republicano y presidente de los Estados Unidos de América, tendencia que se mantendría a la fecha.
El término Posverdad es un neologismo, que apareció por primera vez en el año 2017, en la versión digital del Diccionario de la Real Academia Española, y allí se le definió como una “Distorsión deliberada de una realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales”, el anuncio de su inclusión la realizó el director de la RAE, Darío Villanueva, precisamente durante una conferencia sobre «Realidad, ficción, posverdad» (RAE, 2017).
Su inclusión no fue un hecho accidental o caprichoso, se debió a que el término Posverdad, fue elegido como la palabra del año 2016 por el Diccionario Oxford, al corroborarse un aumento en su uso del dos mil por ciento, con respecto a años anteriores, coincidiendo entonces también con su relevancia en las búsquedas de Google.
No obstante lo anterior, el término Posverdad no es tan nuevo. Aunque entre los autores de ensayos, escritos y trabajos sobre esta temática no exista del todo un consenso, sobre a quién se le debe su uso por primera vez, el diccionario de Oxford si tiene muy claro a quien atribuirle la autoría de este neologismo.
Su aparición entonces, se ubica en el año 1992, también en los Estados Unidos, y se le atribuye al guionista y dramaturgo de origen serbio, Steve Tesich, un novelista que ganó el Premio de la Academia en 1979, por la película Breaking Away. Sin embargo, el autor que desarrolla ampliamente el concepto es Ralph Keyes, en su libro The Post-Truth Era.
En profundidad, y de acuerdo con la publicación de The Nation, lo que buscaba Tesich con este término, era tratar de describir la incredulidad del público estadounidense frente a la lamentable información que recibían de sus Medios de Comunicación, específicamente en lo que se refirió a tres escenarios políticos bastante escandalosos: El “Watergate”, la guerra del Golfo Pérsico de Bush padre y el denominado Irangate (Kreitner Richard, 2016).
Estas tres circunstancias, hoy por hoy históricas, en donde estaban involucrados comportamientos políticos dudosos, al más alto nivel del gobierno, generaron en la ciudadanía del país icono de las libertades y la democracia, un estado de shock, el cual les impedía darle crédito y enfrentarse a la realidad de lo que se vivía e informaba en su momento.
Fue en ese conmocionado contexto, en el que nació el término Posverdad, que en palabras del mismo Steve Tesich, surgió como resultado de la siguiente reflexión:
“Nos estamos convirtiendo rápidamente en prototipos de un pueblo del que los monstruos totalitarios solo podrían babear en sus sueños. Todos los dictadores hasta ahora han tenido que trabajar duro para suprimir la verdad. Nosotros, con nuestras acciones, estamos diciendo que esto ya no es necesario, que hemos adquirido un mecanismo espiritual que puede despojar a la verdad de cualquier significado. De una manera muy fundamental, nosotros, como personas libres, hemos decidido libremente que queremos vivir en un mundo posterior a la verdad.” (Kreitner, 2016)
Doce años después, exactamente en el 2004, el concepto de Posverdad volvería a parecer en el radar de los textos, esta vez, de la mano del autor Ralph Keyes, quien tituló su libro como: The Post-truth Era: Dishonesty And Deception In Contemporary Life, o en español La era de la Posverdad: deshonestidad y engaño en la vida contemporánea.
En esta investigación, el autor desarrolló el concepto de la Posverdad y la aterriza al nivel de los actos cotidianos, lejos de conspiraciones del alto gobierno, así que, a través de un breve “tratado” sobre la honestidad, el autor realiza una reflexión objetiva desde aspectos habituales de la vida en sociedad, bosquejando la mentira en escenarios como la publicidad, la política, el periodismo, la academia y hasta en la sobre valoración de nuestra imagen. Sumariamente, pone de presente a una sociedad que se siente cómoda cohabitando con el engaño, que consiente la mentira y que vive de ella.
Con el contexto anterior, podemos estar al corriente entonces de hacía dónde se está reseñando cuando se indica que vivimos en una era de Posverdad, advirtiendo con esto, que la alarma encendida desde el año 2016, principalmente, busca abrirnos los ojos sobre el consumo responsable de información, la cual, en nuestros tiempos, en palabras del periodista español Iñaki Gabilondo, no es “tan potable”:
“(…) así como en las inundaciones lo primero que escasea, es el agua potable, en las inundaciones informativas como consecuencia de la gran cantidad de señales que llegan de todos los medios, la proliferación de medios, a través de internet desde cualquier lugar de la tierra, esa inundación de señales, lo que hace más difícil es identificar la información potable. Porque naturalmente, ya sabemos todos, que, una vez descubierto el poder de esta inundación de señales, todos los grandes poderes del mundo se han organizado para tener metidas ahí, sus fuentes de agua tóxica” (Gabilondo, 2017)
La era de la Posverdad en la que actualmente vivimos, es entonces, una época en la que prevalece la mentira, un tiempo en la que como seres humanos hemos decidido dejar atrás los datos para darle relevancia a la subjetividad, una era donde la ciudadanía se siente cómoda con la falsedad, y con gobiernos que mienten, una era donde la sociedad acepta por verdad lo que es mentira, una era donde la ciudadanía vive desinformada, a pesar de vivir en la era de las comunicaciones.
En síntesis de lo anterior, y de acuerdo con la definición del diccionario de Oxford, es la Posverdad una era, en la cual, “las personas responden más a sentimientos y creencias, que a los hechos”.
Uniendo las definiciones de los diccionarios de Oxford y la Real Academia de la Lengua Española, podemos enunciar que los ingredientes de la Posverdad, están conformados por cuatro elementos característicos, es decir, por una acción, una intensión, un propósito y una circunstancia, así:
Intensión: manipular creencias y emociones.
Finalidad u objetivo: influir en la opinión pública y en actitudes sociales.
Circunstancia: Las personas responden más a sentimientos y creencias que a hechos.
letra de la canción “Post-Truth Era” de la banda estadounidense de thrash metal HAVOK, publicada en el año 2020 en la plataforma YouTube
La breve explicación de estos cuatro ingredientes característicos analizados en conjunto, permitirán comprender por qué en la década de las telecomunicaciones, la desinformación se mueve con libertad, y cómo el entorno de una web 2.0 propicia la expansión y replica de este tipo de mensajes.
Lo anterior, no sin antes realizar una sincera salvedad, y es acerca de un aspecto de profundidad conceptual, una frase a la que se le debería dar la mayor de las relevancias en esta era de la Posverdad y sobre la que no me detengo lo suficiente para estudiarla: la realidad basada en los hechos.
Este concepto no será desarrollado con profundidad en esta exposición (no como correspondería), pues implicaría realizar toda una investigación de tipo filosófica. Sin embargo, es preciso influir al lector a buscar hondear en sus manifestaciones y debates, puesto que son los hechos, en su sentido amplio, la víctima de la Posverdad.
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