2. MANIPULAR CREENCIAS Y EMOCIONES
El segundo elemento característico se concentra en la intensión que persigue el sujeto difusor del mensaje. De acuerdo con el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, el verbo manipular, se define como la acción de “Intervenir con medios hábiles y, a veces, arteros, en la política, en el mercado, en la información, etc., con distorsión de la verdad o la justicia, y al servicio de intereses particulares”, de allí que, como ingrediente propio de la Posverdad, este es el revelador de su lado oscuro.
Sí a esto le sumamos el contexto en el que la Posverdad ubica la intención que persigue este actuar característico, es decir, en las creencias y en las emociones de los públicos, estamos entonces frente a una Era con un rótulo inmenso de advertencia en su entrada, que busca prevenirnos acerca de que nuestros razonamientos, están siendo sometidos a una permanente distorsión de la realidad, por sujetos que gozan de posiciones dominantes en entornos de comunicación.
Conviene subrayar, por si acaso no fuese evidente aun, que hoy día esa posición dominante no le es exclusiva a los medios tradicionales de comunicación, que, según las cifras económicas y su declive en audiencias, los hace ver como medios desconectados de sus públicos.
Así que sin duda, en la actualidad, allí están presentes los nuevos Medios de Comunicación, las Redes Sociales (Pantoja Chaves, 2011) y desde luego los sujetos digitales que en ellas se desenvuelven como influenciadores, o en inglés, influencers, término que según el diccionario de Oxford, se usa para definir a aquellas personas “que destacan en una red social u otro canal de comunicación, y expresan opiniones sobre un tema concreto, que ejercen una gran influencia sobre muchas personas que la conocen.”, sujetos que valga resaltar, no son manipuladores en sí mismo.
La palabra manipulación evoca por si sola una expresión de tipo negativo. De hecho, como sociedad reconocemos que el manipulador es un sujeto siniestro que, valiéndose de engaños, lleva a otros a realizar acciones que a lo mejor no realizarían de forma consciente. Precisamente, el profesor Teun van Dijk, en su artículo Discurso y manipulación, publicado en el 2006 en la Revista Signos, describe la manipulación como una influencia ilegitima, y agrega:
Construyendo medios más fuertes después de la pandemia: iniciativas inspiradoras para garantizar la viabilidad de los medios de comunicación https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000380886
“los manipuladores hacen que los otros crean y hagan cosas que son favorables para el manipulador y perjudiciales para el manipulado. En un sentido semiótico de la manipulación, esta influencia ilegítima también puede ser ejercida con cuadros, fotos, películas u otros medios. De hecho, muchas formas contemporáneas de manipulación comunicativa, por ejemplo, por los Medios de Comunicación, son multimodales, tal como es el caso, típicamente, de la propaganda" (Dijk, 2006)
Antes de continuar, hay que dejar en claro, que no se debe confundir persuasión con manipulación, puesto que el objetivo intrínseco en este último concepto es buscar que el manipulador realice una acción que le es favorable al manipulador, inclusive, si esa acción lo perjudica. En cambio, la persuasión, implica la búsqueda a través del uso adecuado de la argumentación y el discurso, de llegar a razonamientos o convencimientos legítimos (Piotrowski, 2001).
Es decir, en la persuasión, las intenciones del debate o de la discusión, se conocen previamente, están puestos sobre la mesa, y las partes que intervienen o participan, reconocen con anterioridad las intenciones de quien busca llegar a esos acuerdos derivados de la razón, en cambio, en la manipulación las intenciones permanecen ocultas.
Extrapolando la conceptualización del profesor Teun van Dijk de hace 15 años a nuestros tiempos, lo que persigue el manipulador en la era de la Posverdad, es buscar someter nuestras creencias y emociones a sus intenciones, que dentro de un contexto de la Web 2.0, y tomando como ejemplo a ese sujeto digital, un influencer, este perseguiría convencernos de que consumamos el producto que patrocina a través de su social media.
Producto entendido en un sentido amplio, es decir, no solo como un bien material, si no como ideas, conceptos o maneras de comprender la vida. Valga aclarar entonces, que tampoco se puede dejar la sensación, que la palabra influencer o influenciador sea sinónimo de manipulación o tenga una connotación negativa.
Así que, en las Redes Sociales abundan estos denominados influencer, los hay de todo tipo: políticos, económicos, filosóficos, de moda, de viajes, de tendencias, etc. También existen unos con intenciones más banales, como los que aseguran que la tierra es plana, o que ofrecen alimentos o formulas milagrosas, y otros tantos que viralizan retos e influyen a sus fans a lamer inodoros.
Todos ellos persiguen un propósito común, el de acumular seguidores, y para ello están dispuestos a pagar cualquier precio, como por ejempló fue el caso, del 'youtuber' ruso Stanislav Reshetnikov y su novia Valentina Grigorieva, esta última, quien perdió la vida, en una transmisión en vivo, cuando su novio Stanislav, luego de ser requerido por sus fans, decidió rociarle gas pimienta en el rostro y dejarla en un balcón semi desnuda hasta que muriera de hipotermia (Revista Semana, 2020), todo por unos cuantos likes.
Cuando se trata de manipular creencias y emociones se podría afirmar que, los influencers del escenario político, son quienes mayormente apelan a este tipo de sofismas gorgianos o manipulaciones, en primer lugar, porque es corriente reconocer en la elaboración de sus discursos esa coquetería de la prosa adornada, artificiosa, capaz de influir en las emociones de quienes lo escuchan (Villareal, 2001), y en segundo lugar, porque reconocemos que detrás del Marketing Político se esconde, ese juego publicitario de teatralidades, que vende una imagen X del aspirante para posicionarla entre sus públicos.
Ahora bien, si a esas dos realidades tradicionales del mundo político, le sumamos la facilidad de comunicación que ofrecen hoy día las Redes Sociales, propias de la Web 2.0, y en el que en estas confluyen, como iguales, los candidatos, los gobernantes, la oposición, los militantes políticos, los publicistas y sus públicos, entonces no es extraño que tengamos una sociedad que vive permanentemente imbuida en un mitin político, que busca capturar adeptos para uno u otro movimiento a como dé lugar.
Es precisamente en las Redes Sociales y bajo ese contexto de mitin político permanente, en donde germinó un fenómeno de la comunicación que sirve como instrumento de manipulación, y del que echan mano algunos de sus usuarios: las noticias falsa o Fake News; que no son más que mentiras, que se viraliza con bastante facilidad, y circulan libremente en la Web 2.0, generalmente con fines electorales a favor de una candidatura u otra (Soroush Vosoughi, 2018), noción sobre la que profundizo en mi trabajo de investigación Protesta Social en Tiempos de Posverdad y Redes Sociales, siendo importante en esta parte simplemente hacer mención a su existencia, como un tipo de mentira elaborada, usada para manipular dentro del contexto de la denominada era de la Posverdad.
De hecho, para finalizar este punto, de acuerdo con las conclusiones del estudio realizado por el equipo de investigadores del Massachusetts Institute of Technology, y publicado en la revista científica Science, bajo el título The spread of true and false news online, en español, La difusión de noticias verdaderas y falsas en línea, se destacó que el tema o categoría de noticias falsa que más pululan en las Redes Sociales son de connotación política.
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