En esta nueva publicación quiero contarles una experiencia muy personal, de esas que mezclan creatividad, familia y aprendizaje.
Por un lado, mi esposa —una mujer increíblemente creativa— siempre ha estado en busca de un nuevo emprendimiento. Por el otro, tenía a mi papá, quien llevaba años soñando con publicar una novela histórica basada en una vivencia real que tuvo durante su tiempo como teniente en la Armada Nacional, y que guardaba con recelo en una memoria USB en su escritorio.
Con esas dos ideas flotando en el aire….. y……. con todo nuestro entorno digital lleno de anuncios sobre personas que, supuestamente, se estaban haciendo ricas publicando libros en Amazon KDP, decidí ponerme manos a la obra. – De verdad no sé si fue que lo conversamos por WhatsApp, o si lo buscamos en Google, o si el Google Home de la casa nos "escuchó", pero se activaron todos los “filtro burbuja” que te condicionan "a punta" de propaganda-
Durante meses fui bombardeado con publicidad de páginas de
expertos en “hacerse millonarios, por nada y en segundos”; videos, memes, publicaciones, todos con un mismo mensaje:
“Hazte millonario publicando libros sin esfuerzo”.
Recuerden que en nuestros tiempos esto suele suceder, y es que, sí hablas de bebes, te llenas de publicaciones de tiernas criaturas y mujeres embarazadas; sí hablas de mascotas, te enteras de todas las veterinarias que han abierto en el barrio; y sí hablas de un viaje, al día siguiente ya tienes hotel, pasajes y maletas listas.
En fin, el meme que más veces vi, decían algo así como:
"Mi bro me dijo que inventáramos un negocio. El negocio era decirle a la IA que nos hiciera un libro de recetas, lo subimos a Amazon KDP y... ¡pum! Nos volvimos millonarios.” (Ojo por que es tendencia en Tiktok)
Este deriva en diversos estilos que hablaban de libros para colorear, de agendas, de cuadernos, en fin… La promesa de todos estos gurús era simple: hacerte rico fácilmente y sin mucho trabajo.
Todo eso es paja. Una trampa para incautos. Porque en esencia, nada en la vida funciona así, nada en la vida es gratis. Pero bueno, esta anécdota es solo la antesala de lo que verdaderamente quiero contar: el proceso de autopublicar el libro de mi papá.
Con esa curiosidad encendida, decidí investigar cómo podía hacer para ayudarlo a cumplir su sueño de ver publicada su novela, y manos a la obra.
De entrada, descarté al Grupo Editorial Norma, a Penguin Random House y al Grupo Planeta….. obvio, no por que fueran malas, ojalá poder acceder a ellas, pero, es un sueño para los simples mortales; de hecho hay una vieja y muy buena historia de Jorge Bucay sobre este asunto, que ustedes puede escuchar después del minuto diez de “Cartas para Claudia”, disponible en YouTube. (Se los dejo, es realmente emocional y genial)
En fin……. Lo primero que aprendí fue que, si bien tener el manuscrito es fundamental (es el mega trabajo), no basta con eso. Publicar un libro —aunque sea de forma independiente— requiere conocimientos básicos de edición, corrección de estilo, diseño gráfico, herramientas digitales, márgenes, maquetación… No se trata de subir un archivo de Word a PDF, imprimirlo, graparlo y ya. No.
Es un proceso mucho más técnico y exigente de lo que los gurús cuentan. Pero por Dios….., hoy estamos en la era de las app, de la instantaneidad, de la IA, de CANVA, del conocimiento gratuito y la democratización de los “medios”, todo esta servido allí, en ese universo que llamamos WEB, para ti, para el que lo quiera, y solo se debe tener las ganas de tomarlo.
Amazon KDP, en esencia, permite la autopublicación, es decir, tú haces todo y ellos actúan como imprenta. Pero ojo, no hacen publicidad por ti. Solo imprimen bajo demanda y lo ponen en su vitrina. El catálogo es inmenso, casi infinito, y si lo que quieres es “hacerte rico”, veras que es igual de difícil que volverte youtuber, tiktoker o influencer. No es como te lo pintan.
Pero si tu motivación va más allá —si quieres compartir ideas, pensamientos, escritos, biografías o una historia reveladora como la de mi papá— entonces sí, vale cada esfuerzo.
KDP te permite ser tu propio editor. No te quita derechos ni te exige contratos. Eres libre. Claro, no es lo mismo que ser parte de una gran editorial —que tiene procesos de revisión profesional, distribución en librerías físicas, marketing incluido y mayor alcance institucional—, pero también tiene sus ventajas, tú lo haces y tú controlas todo.
Un dato importante que descubrí: La mayoría de los gurús del “hazte rico con KDP” vive en países donde hay tiendas físicas de Amazon. Esto es clave. En Colombia, por ejemplo, si publicas un libro impreso en Amazon y quieres venderlo aquí, debes considerar no solo el costo del libro, sino el del envío internacional, y eso lo encarece todo.
De hecho, esto es importante para quienes sueñan con hacer dinero con sus libros en Amazon, pues allí te cobra por imprimir y empastar el libro (ellos deciden los tipos de papel, dimensiones y calidad disponibles), y además se quedan con un porcentaje de la venta, y debitan impuestos.
Para ponerlo claro, si vendes el libro de recetas o de colorear que tu “compa” o tu “bro” te recomendó como idea millonaria, y le pones un precio de mercado de 10 dólares, entonces la impresión te costará 3.
Los 7 dólares restantes se reparten en 40% para Amazon y 60% para ti. De ese remanente, es decir, de los 4 dólares que te quedarían por libro (obvio si lo vendes a ese precio), debes pagar impuestos y hacer promociones, y……. después de todo eso, (imagino que no lo consideraste…....) tendrías que vender cerca de 250 libros para recibir tus primeros mil dólares. (Sí, haz las cuentas y llora tranquilo).
Nada de esto te lo cuentan los gurús. Su negocio no es que tú te hagas rico; el negocio es que ellos lo parezcan. Tienen libros publicados, sí, pero sobre todo ganan con visitas en YouTube, cursos online, TikToks virales y titulares con clickbait como: "Haz un libro para colorear con IA y gana 5 mil dólares al mes".
Spoiler: el que se llena de ingresos es el del canal, no tú.
Pero bueno, todo ese ruido de redes estaba de fondo mientras mi papá me pasaba las hojas de su novela, y yo sentía que el reto era real: hacer que esa historia, tan suya, tan viva, viera la luz.
Seguí investigando, y lo primero que hice fue estudiar libros que ya teníamos en la casa. Uno de García Márquez, otro de Vargas Llosa, otro de Héctor Abad Faciolince. Analicé sus estructuras, su orden, qué elementos tenían. Después averigüé cómo registrar una obra en Colombia, qué pasos seguir, qué debía incluir.
Luego vino la portada. ¿Cómo se diseña una? ¿Qué elementos deben tenerse en cuenta? ¿Qué colores conectan mejor? ¿Qué fuentes son legibles y armoniosas? ¿Cómo evitar infringir derechos de autor? ¿Qué papel elegir, qué acabados, cómo cuadrar los márgenes?
Fue ahí cuando entendí que ser editor no es solo corregir comas; es pensar en el producto completo. Desde cómo se ve en miniatura en Amazon, hasta cómo se siente al tenerlo en las manos. He ahí el gran valor y prestigio del Grupo Editorial Norma, Penguin Random House y el Grupo Planeta. (ojalá me llamen)
Entonces tomé el manuscrito de mi papá y empecé a leerlo una y otra vez. Revisé su estructura, si tenía coherencia de principio a fin, si los personajes eran consistentes, si había baches narrativos o cabos sueltos.
No soy editor profesional, pero tenía la voluntad y las ganas de ayudarlo…. y siempre me repito que “a mí no me queda nada grande”. Lo hice como hijo, pero también como un aprendiz entusiasta, y como buen aprendiz, decidí hacer primero una prueba piloto.
Algo pequeño. Algo mío. Algo que me permitiera poner en práctica todo lo que había leído y visto pero que fuera sencillo de hacer.
Eureka!!!! el libro de colorear….!!!. Siii, el de la idea millonaria de los gurús de KDP, y así nació mi primer experimento: Mystic Cat Mandalas: coloring book 50 pages, disponible en Amazon (https://www.amazon.com/dp/6280171043)
Lo hice para aprender. Lo hice con cariño. Pues a mi abuelita le fascina colorear, y sobre todo colorear libros de mándalas, que por si "las moscas", en el Dollarcity solo cuestan cuatro mil pesos, "one" dólar. (Ya sabes, precios chinos, como siempre bastantes competitivos)
En fin, la idea era ver cómo funcionaban los márgenes, las sangrías, la disposición de cada página, la calidad del papel, el comportamiento del color en la impresión, el resultado de una portada de tapa blanda. Todo.
Este tipo de publicaciones se conocen como libros de bajo contenido: cuadernos, planificadores, agendas o libros para colorear, y aunque muchos digan que son fáciles de hacer… bueno, depende.
Técnicamente pueden ser simples, pero si quieres que sean estéticos y funcionales, el trabajo existe, y mucho. Recuerda que debes vender 1000 libros para ganar un dólar por cada uno, hasta llegar a tus primeros mil dólares; o 250, si ganas 4 dólares por libro. Pero con ese precio, de lejos te borraran los chinos.
Lo cierto es que en internet hay de todo, cosas mal hechas y chambonas que tienen mucho éxito, y cosas bien hechas, trabajadas con detalle, que pasan desapercibidas. Así es este mundo. Subjetivo. Caótico. Injusto, a veces. Pero así funciona.
Un dato no menor —por si todavía estás leyendo esta historia, ya sea por el clickbait de “hacerte millonario vendiendo libros en KDP” o por culpa de la meta descripción SEO que usé para esta publicación (“autopublicación, aprendizajes y verdades sobre Amazon KDP contadas sin filtro”)—: para que te hagas una idea de la dificultad real de sobresalir en Amazon KDP, mi libro experimental —Mystic Cat Mandalas: coloring book 50 pages— compite en su categoría con cerca de 2 millones de títulos, y su ranking actual es: #1,589,230 in Books.
¿Y por qué esto importa? Porque cuando una persona entra a Amazon y busca un libro por palabras clave, rara vez pasa de la segunda página de resultados. De hecho, el 70% de las compras se hacen en la primera página. Así de brutal es la competencia. Es una vitrina inmensa. Un mar lleno de tiburones donde flotar no es lo mismo que nadar. Por eso, los datos siempre matan cualquier relato, y en las redes hay muchas historias bonitas... pero sin datos.
En fin, Mystic Cat Mandalas: coloring book 50 pages fue mi campo de pruebas. De hecho, hasta le pedí a mi familia que lo comprara, solo para ver si funcionaba todo: si llegaba bien, cuánto se demoraba, qué tan buena era la impresión, y funcionó.
La prueba fue exitosa. Me gustó el resultado. Fue bonito ver cómo algo que nació del estudio y la curiosidad se materializaba. Me dio confianza y me dio algo más importante: experiencia real.
Con el panorama claro, ya me sentía listo para enfrentar el reto verdadero: autopublicar el libro de mi papá: Tsunami 1979. disponible en Amazon: https://www.amazon.com/dp/6280175545
En este segundo intento todo fue más riguroso. Más serio. Más emocional. Este no era un cuaderno para colorear. Era una novela histórica. Tenía estructura, personajes, emociones, giros narrativos, contexto histórico, precisión lingüística. Un error aquí no era una mancha; era un fallo que podía arruinar toda la experiencia.
Así que despues de haberle dedicado varias noches y varios fines de semana. Meses. Le metí lupa a cada página y usé herramientas de inteligencia artificial para ayudarme a pulir el texto, pero siempre con un principio claro: la IA no reemplaza, asiste, no crea de la nada, no tiene alma, “ella” sirve si tú sabes qué quieres. Es como un martillo, solo es útil si sabes qué clavo vas a golpear.
Entonces, otra mentira que abunda en redes, que ChatGPT o Gemini te hacen un libro de la nada. Que le pides un tema y, ¡listo!, tienes un bestseller.
Noooooo “bro”, (jamás haría un negocio con alguien que me llame “bro”) esto no es magia. Esto es trabajo. Por eso se llaman asistentes de inteligencia artificial, no “escritores automáticos”.
Una vez tuve el manuscrito listo y aprobado por mi papá, seguí con los pasos legales: el registro de la obra, los requisitos formales, los detalles administrativos. Luego, solo faltaba subirlo a KDP y lanzar el libro al mundo.
Y lo hicimos. Lo logramos. Mi papá hoy tiene su novela publicada. Su historia está al alcance del mundo. Ha logrado cerca de 76 ventas.
Obvio sí, la familia y los amigos fueron gentilmente forzados por WhatsApp… hasta que ya no quedó nadie más a quien molestar. De hecho, veo bien lejos esos mil dólares “bro”……. Jajajajaja.
Su sueño se hizo realidad, y yo me llevé algo aún más valioso: un gran aprendizaje.
En el proceso no solo aprendí sobre edición, autopublicación, diseño y estrategia editorial, sino que desmonté con mi esposa el mito de los vendedores de humo. Esos que prometen riquezas automáticas por publicar “libros para colorear en KDP” hechos en 5 minutos. Es falso. Es una ilusión mal vendida, disfrazada de emprendimiento digital. Ahora lo sé con certeza
Si tu motivación es hacer dinero rápido, seguro hay caminos más viables que autopublicar libros. Pero si tu meta es contar una historia, compartir una experiencia o dejar un legado —como lo hizo mi papá con Tsunami 1979 —, entonces vale cada segundo invertido, y lo mejor: en el camino se aprende. Se gana criterio. Se entiende el mercado. Se prueba la tecnología. Se deja atrás la ingenuidad, y se crea algo que queda.
Así fue como todo esto empezó. Por un lado, la creatividad inquieta de mi esposa. Por el otro, el sueño de mi papá, y en medio, yo: con ganas y curiosidad, tratando de juntar los puntos y convertirlos en algo real.
Gracias por leer hasta aquí. Gracias por apoyar los proyectos que nacen desde el corazón, y gracias por entender que detrás de cada libro que ves en Amazon… puede haber una historia más humana de lo que imaginas, de hecho, quedé super engomado con esto de la auto publicación.
Nos leemos en la próxima.
P.D.: Si quieres ver los libros o ayudarme a llegar a los mil dólares, aquí te dejo los enlaces "bro":
🎨 Mystic Cat Mandalas: coloring book 50 pages → https://www.amazon.com/dp/6280171043
🌊 Tsunami 1979 → https://www.amazon.com/dp/6280175545
Por Gabriel Salazar Navarro